Home-Land es un juego de palabras que divide el término inglés Homeland (patria) en sus componentes Home (casa) y Land (tierra) para mostrar su relación simbólica en una sola palabra y como metáfora del acto de fundir su valor referencial y sígnico en un solo objeto: un paisaje hecho a partir de una casa.
El proyecto retoma elementos cotidianos como son los desechos de las construcciones, aplanados o plafones de techos y paredes que pasan inadvertidos por su condición de ruina, pero que mantienen características peculiares que los vuelven signo del espacio en que tenían su función: superficies planas de concreto.
El proceso de trabajo se realizó, como artista huésped, en Casa Talavera, con material recopilado en las inmediaciones, provenientes de la renovación urbana del centro histórico.
La pieza funde dos ideas importantes para el romanticismo del siglo XIX : el paisaje y la ruina, en un acto de bricolage en donde se reciclan los elementos en un nuevo contexto y con una nueva función, tal cual sucede en zonas marginales o populares de nuestras ciudades, resignificándolos y recontextualizándolos en un ordenamiento que recuerda el crecimiento orgánico de algunos seres en la naturaleza, en donde el fin de una vida es solo el inicio y el fermento de una nueva, remitiéndonos en un juego de macro y microcosmos, a la idea de maqueta, de escenario o paisaje natural en miniatura.
De esta manera, se busca evidenciar aquello que pasa inadvertido por su condición de desecho, pero que nos habla con su presencia como signo, de las distintas etapas condensadas como huellas coexistiendo en un mismo tiempo.